$wp_cache_debug_username = '295cc923830677aca5c24e9b0fcaf3c0'; $wpsc_version = 169; {"id":580,"date":"2012-05-11T11:54:27","date_gmt":"2012-05-11T10:54:27","guid":{"rendered":"http:\/\/www.leon.postcapital.org\/?p=580"},"modified":"2012-05-11T11:54:27","modified_gmt":"2012-05-11T10:54:27","slug":"aquel-motorin","status":"publish","type":"post","link":"http:\/\/www.leon.postcapital.org\/2012\/05\/11\/aquel-motorin\/","title":{"rendered":"Aquel motor\u00c3\u00adn"},"content":{"rendered":"

PEDRO GARC\u00c3\u008dA TRAPIELLO\u00c2\u00a0PEDRO GARC\u00c3\u008dA TRAPIELLO\u00c2\u00a010\/01\/2008 Diario de Le\u00c3\u00b3n<\/a><\/p>\n

PASAN y pasan los d\u00c3\u00adas y a\u00c3\u00ban espero un eco, una gacetilla o un algo que d\u00c3\u00a9 cuenta en esta ciudad madrastrona de la muerte a\u00c3\u00ban reciente de un hombre con genialidad ingeniera, un inquieto buscador de soluciones pr\u00c3\u00a1cticas a cualquier cosa que tuviera maquinaria o artilugio, un pertinaz inventor con un rastro de cuatrocientas patentes entre las que tan s\u00c3\u00b3lo una de ellas (hoy tiene renombre en medio mundo) le hubiera proporcionado en cualquier otro lugar que no est\u00c3\u00a9 regido por la ingratitud y el homenaje mutuo un memento de gala y orla, una peana en rinconada urbana o un adi\u00c3\u00b3s con sentimiento. No logro explicarme el silencio cazurrote que acompa\u00c3\u00b1\u00c3\u00b3 a su paz a don Heinz Pitschel, nacido alem\u00c3\u00a1n y entra\u00c3\u00b1ado como Enrique entre nosotros durante setenta a\u00c3\u00b1os hasta morir frisando los cien. La biograf\u00c3\u00ada y peripecia personal de Pitschel tiene largura y tiene novela. Lleg\u00c3\u00b3 a esta ciudad como jefe de mec\u00c3\u00a1nicos de la Legi\u00c3\u00b3n C\u00c3\u00b3ndor (que Hitler envi\u00c3\u00b3 a Franco para ensayar con espa\u00c3\u00b1oles los primeros bombardeos con cazas stukas que despu\u00c3\u00a9s ser\u00c3\u00adan devastaci\u00c3\u00b3n europea de la Luftwaffe) y aqu\u00c3\u00ad residenci\u00c3\u00b3 sus amores con una leonesa con la que hizo patria familiar… y sus incansables averiguaciones, entre las que destaca una que di\u00c3\u00b3 como resultado un motor\u00c3\u00adn de modesta envergadura y alt\u00c3\u00adsima prestaci\u00c3\u00b3n, todo un gigante de la mec\u00c3\u00a1nica que redimi\u00c3\u00b3 a la Espa\u00c3\u00b1a de secano con pozo de cig\u00c3\u00bce\u00c3\u00b1al o noria y a los regad\u00c3\u00ados crecientes. Era el motor \u00c2\u00abpiva\u00c2\u00bb, una leyenda viva que conocen y reconocen los labriegos de media pen\u00c3\u00adnsula, desde los del Plan Badajoz a la huerta murciana, desde el pazo gallego a la mas\u00c3\u00ada catalana… y m\u00c3\u00a1s all\u00c3\u00a1, desde T\u00c3\u00a1nger a Tr\u00c3\u00adpoli y tant\u00c3\u00adsimas tierras de desierto y vergel donde el \u00c2\u00abpivina\u00c2\u00bb redimi\u00c3\u00b3 de la sed y el alacr\u00c3\u00a1n. En el Le\u00c3\u00b3n de azad\u00c3\u00b3n y torga, de acequia o paramera, est\u00c3\u00a1 grapado el ruido de ese motor incansable en las noches de grillo y taponada en que tocaba regar. Su matraca lejana acun\u00c3\u00b3 sue\u00c3\u00b1os y madrugones. Horas y horas resiste ese motor\u00c3\u00adn la faena de noria que se le encomienda. El hortelano y el labrant\u00c3\u00adn le deben mucho. Seguro que alguno, en medio de tanto silencio que sepulta, evocar\u00c3\u00a1 alguna vez una gratitud a quien pudiera inventar cosa tan redentora que jubil\u00c3\u00b3 a pollinos y calderos acarreados. Ese agradecimiento an\u00c3\u00b3nimo premia la paz de Pitschel.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"